¿Pueden los videojuegos enseñar más que un libro? Spoiler: a veces, sí
Si estás leyendo esto con ceja levantada y gesto escéptico, prepárate para sorprenderte. Porque sí, ¿pueden los videojuegos enseñar más que un libro? La respuesta no es un sí rotundo, pero tampoco un no rotundo. Es más bien un «depende del juego… y del libro». Y de cómo lo uses, claro. Pero lo cierto es que muchos videojuegos actuales enseñan historia, estrategia, idiomas, lógica e incluso ética con más eficacia que algunos métodos tradicionales. No se trata de reemplazar la lectura, sino de ampliar horizontes. Tomemos como ejemplo sagas como Assassin’s Creed, que te hacen pasear por la Florencia de los Medici, la Revolución Francesa o el Antiguo Egipto, casi como si hubieras caído dentro de una clase de historia con gráficos de última generación. Otros juegos como Civilization te enseñan geopolítica, gestión de recursos y consecuencias de tus decisiones a gran escala. Todo mientras te lo pasas bien, cosa que no siempre ocurre con un libro de texto seco y sin alma. Y ojo, que amamos los libros, pero también los joysticks bien usados.   Ahora bien, cuando se trata de educación formal, aún hay cierto debate entre videojuegos y estudios. ¿Ayudan realmente? Cada vez más investigaciones dicen que sí, especialmente en el desarrollo de habilidades como resolución de problemas, pensamiento crítico o trabajo en equipo. Incluso hay docentes que integran videojuegos como Minecraft para enseñar matemáticas, arquitectura o ciencia. Y no, no es trampa. Es pedagogía nivel jefe final.

¿Pueden los videojuegos enseñar más que un libro? En muchos casos, sí

Aunque nadie dice que abandonemos las bibliotecas por consolas, es hora de dejar de ver a los videojuegos solo como una pérdida de tiempo. Integrar ambos mundos puede ser una fórmula ganadora. Y si aún dudas, prueba a comparar la atención de un niño leyendo un manual de historia con la que tiene cuando lucha en una batalla en Total War. La diferencia salta a la pantalla. De hecho, hay muchos videojuegos que fomentan la lectura, ya sea por sus tramas complejas o por la necesidad de entender documentos y pistas. También han inspirado sagas literarias, lo que hace que muchos jóvenes se acerquen a los libros después de engancharse a una historia interactiva. Es como el efecto mariposa, pero con mandos. Y si todo esto no te convence, aquí va un resumen con pruebas:
  • Aprendizaje contextualizado: los videojuegos sitúan al jugador en contextos históricos o científicos reales.
  • Motivación constante: la sensación de progreso y reto mantiene al jugador interesado.
  • Desarrollo de habilidades transversales: memoria, estrategia, toma de decisiones rápidas, gestión emocional.
  • Mejora de idiomas: muchos juegos están en inglés u otros idiomas, lo que obliga a practicar.
  • Narrativas complejas: historias profundas que estimulan la comprensión lectora y la empatía.
Así que la próxima vez que escuches la pregunta ¿pueden los videojuegos enseñar más que un libro?, no corras a gritar «¡herejía!». Respira, enciende la consola y ponte cómodo. El aprendizaje también puede tener banda sonora épica.